Por lo visto en el mundo balompédico, patear los huesos hasta romperlos o insultar y escupir a un contrario es algo muy chungo y deleznable , pero nada comparado con un mordisco en carne ajena.
Morder, en el mundo animal, sacado del contexto alimenticio, puede ser considerado como una acción agresiva de ataque, de hostilidad, de territorialidad, incluso se muerde para demostrar superioridad jerárquica.
Pero ojo, también se muerde por miedo, como reacción de defensa y ante el acoso u hostigamiento
En la calle de Doctor Fourquet estamos viviendo una situación parecida. La cultura contemporánea madrileña ha decidido sacar los dientes y poco a poco, mordisco a mordisco, está delimitando un nuevo e inédito territorio para las artes en el barrio de Lavapiés. No es hostilidad, pero sí cierta reacción ante el desinterés y desidia institucional, lo que está llevando a las galerías madrileñas a posicionarse y dar un paso adelante.En una calle de poco más de cuarenta números ya se han establecido quince.
Si a esto le sumamos la cercanía del Reina Sofía, de La Tabacalera, La Casa Encendida y de La Neomudéjar podemos hablar de una de las zonas culturales más potentes (si no la más) de Europa
Espacio Lanau y Agenda Magenta se han dado cuenta de este interesante fenómeno y han decidido organizar unos chulísimos tours (dos días a la semana) en los que, en poco más de hora y media, se hace una visita guiada a cuatro galerías (cada vez diferentes y con obras relacionadas entre sí) con una catita de vinito al final.
Se llama Visitas DF y la propuesta tiene la intención de acercar y dar a conocer el arte contemporáneo a la gente (romper con esas barrera que a veces nos impone la puerta de las galerías) y a la par crear una red de colaboración e interacción entre las galerías
¿Precio? ¡¡SEIS PAVOS!! jódete Wert que la cultura es para todos.
Y fíjate que ayer tuve el privilegio de asistir a mi primer tour: Galería Barcelos, la Moisés Pérez de Albéniz, la Liebre y la Alegría...¿qué decir? me encantó. Sí, me gustó mucho, desde la guía (Carmen, simpática y muy puesta en el tema, hizo la visita amena y agradable) la obra (en directo y con explicación) el ambiente de las galerías y, por supuesto, la cata.
En definitiva, un iniciativa bastante recomendeibol, tanto que me fui a casa con la sensación de haberle pegado un bocado jugoso e intenso a la vida con el arte ¡ÑAM!