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Artista trabajando |
Hola amiguetes, hoy os quiero hablar un poco de gestión artística.
Resulta que esta semana me ha llegado un
mail invitándome a participar en la edición de una convocatoria anual, una propuesta muy interesante, dirigida a sacar el arte a la calle y exponerla en escaparates de diferentes comercios, con el fin de acercarlo al ciudadano de a pie. Es la tercera que se celebra de estas características y de forma consecutiva en la ciudad.
Todo genial si no fuera por un pequeño detalle: el artista "seleccionado" debe apencar 25 pavos + IVA como ayuda en la gestión del evento.
Es decir, el artista aporta su obra además de un dinero extra...a cambio de... bueno, de ceder los derechos de imagen y mostrar su obra en, por ejemplo, el escaparate de una rutilante pollería, eso sí, que previamente ha conseguido la organización.
Por supuesto el precio no incluye ni el montaje, ni el transporte, ni los medios técnicos que requiera la consecución del montaje de la misma o de su exhibición, ni tampoco algún tipo de seguro que cubra o ayude si durante el evento la obra sufre desperfectos. Eso también va a cuenta del artista.
Y es que amigos, para algunos, el artista se ha convertido en la nueva puta del modelo de gestión cultural del S. XXI , no solo pone el culo, también pone la cama. Con esto no pretendo echar mierda sobre los comisarios, si no sobre las malas prácticas de algunos que, o por falta de conocimientos , o por falta de ética profesional, buscan el patrocinio de los eventos por la vía fácil, a costa de los participantes, los artistas, que por otro lado, a parte de ser el eslabón más débil y expuesto, son los que más aportan.
No hay que caer en el error de confundir lo alternativo con "impuesto revolucionario"
¿Ejemplos de buenas praxis?
La Tabacalera , del
Espacio Naranjo,
La Neomudéjar,
Los Artistas del Barrio de Lavapiés (que ya van por 10 ediciones) o la pasada Espacio de Arte TriBall en Malasaña.
Seguramente para algunos 25 euros sea una minucia, pero el solo hecho de tener que pagar por exhibir ,se me hace un insulto a la dignidad como trabajador del arte.
No me quiero extender más porque esto daría para un montón de líneas y no me apetece meterme más en el berengenal , así que me despido no sin antes lanzar un ruego a los aludidos/as o a quien le interese: por favor, amigos del ramo, dejemos de tirarnos piedras contra nuestro propio tejado que bastante tenemos con ser artistas.
Besos, abrazos y hasta la siguiente!
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