Viene a decir algo así como que falta frescura, originalidad, etc y los motivos que aduce, entre otros, son la repetición, el cambio de preferencias de las galerías (prima más el mercado), la falta de motivación y pasión de los artistas "consagrados" y la falta de compromiso de los "emergentes".
Afirma, también, que ya solo se pueden ver buenas propuestas en espacios elitistas ("lo único que importa sucede lejos, en lujosas salas de Nueva York, Zúrich o Londres") al alcance de muy pocos e incluso insinúa que hay demasiados artistas para tan poco mercado ("...no hay espacio para tantos artistas, para tantos pintores...")
El artículo cierra enterrando prácticamente al artista, condenándole a una más que posible muerte en vida por no poder vender en el mercado. Y esto, para Rosa, es un gran fracaso.
Artista consagrada prerarando su obra para una galería de renombre |
He tenido que leer varias veces el artículo para después limpiarme la sangre de los ojos. Hacía tiempo que no leía algo con tantas contradicciones y con tanta falta de consistencia, lo cual me sorprende viniendo de una revista dedicada al arte y la cultura.
Por lo que se lee, Rosa escribe desde el contexto artístico en el que se mueve, el "circuíto"institucional , esa amalgama oficial, de galerías y gestores culturales de alto copete, que todo lo miran por encima del hombro (si no, no puedo entender cómo se puede obviar toda esa nueva ola efervescente que está surgiendo con fuerza, en ciudades como Madrid o Valencia), con lo cual, su visión del panorama artístico actual es sesgada e incompleta.
No olvidemos, por otro lado, que son ellos, estos grandes popes oficiales de la cultura institucional, los que están más interesados en el mercado que en la cultura. Desde hace más de 20 años prima el mercado antes que el arte y a ello se han plegado, condescendiendo con la mediocridad y la ornamentalidad "amable" de obras que se pueden colgar en un salón.
Son ellos, con sus ARCO, sus JUSTMAD, y sus ARTpollas en vinagre los que banalizaron la cultura con sus cureitors de salón, los que dejaron la puerta abierta de la crítica a los "cuñaos" del arte, los que institucionalizaron "el peloteo" como técnica de gestión, los que ensalzaron lo banal y lo vacío, los que intentaron domesticar el arte a golpe de postureo, haciéndolo amable. Ahora, al asomarse a su panorama, ven el campo de mierda que han sembrado y observan con estupor, que efectivamente, la mierda es muy mierda y mucho mierda.
Desde aquí escribe Rosa, criticando la praxis en la que ellos mismos siguen estancados, una contradicción que resuelven intentando culpar también al "artista" blandengue y dócil que también crearon.
Querida Rosa, el arte es propuesta, es crítica, es contestatario, incómodo a veces, pero domesticarlo es matarlo. Y hay muchísimo, más allá de las fronteras blancas que limitan los contenedores culturales en los que habitas, te animo a que te acerques y lo conozcas. No hace falta que vayas a Zurich o Londres, verás que en tu misma ciudad, todos los años, hay propuestas que te pueden dejar el culo torcío de emoción. Quizás eso te ayude también a descubrir que hay otras formas de gestionarse cultural y económicamente, de éxito también. Y que los artistas, los de verdad, no se "parapetan en sus estudios", como sostienes en su artículo, si no que están en vanguardia, a pecho partido y en plena lucha, precisamente con ese modelo de anquilosamiento cultural tan arcaico que habéis impuesto.
Artistas,en su trinchera, observando como se acerca una feria de arte contemporáneo |
Y siguiendo este mismo hilo, para finalizar, en mi opinión no sobran artistas, si no intermediarios. Sí, algunos de esos gestores que están haciendo de esta honorable profesión el coño de la Bernarda y que no saben distinguir arte de artesanía.
Leer estas cosas en una revista de cultura me produce una honda tristeza. La verdad, creo que el arte se parece cada vez más al fútbol: todo el mundo opina, todo el mundo dice lo que deber ser, incluso los que nunca han jugado en su vida. En fin.
Buenas tardes y feliz fin de semana amiguetes.