Martes, a las 20h, una invitación a la inauguración de una
expo en la Galería Juana de Aizpuru.
Copón bendito, vamos!
Par quien no lo sepa, esta galería lleva el nombre de su
fundadora, Juana, moza octogenaria y referencia en el mundo del arte nacional
por ser, entre otras cosas, responsable (con premeditación y alevosía) de la creación
de la feria ARCO.
“¡Hola”, saludamos amablemente
a una muchacha que se esconde tras una pantalla de ordenador junto a la
recepción de la Galería. Ni una mirada. Ni un gesto. Seguramente que su amable silencio por respuesta se
debió a que se trataba de una persona con “capacidades diferentes” contratada por
la galería con fines sociales.
“Um…vamos dentro…” le indico a mi acompañante, pensando en
no molestar a la chica de la ONCE, mientras agarro un folleto sobre la
exposición.
Leo :”Proyecto para una Colección de Arte Contemporáneo”.
Vaya, joder, no se han currado mucho el título. Suena a rollo “bolso de la
señorita Pepis”, a lo Juan Palomo.
Entro. Primera sala. Veo . Coño. Veo. Joder. Veo. Um. Veo. Vaya. Efectivamente
en un “bolso de la señorita Pepis-Juan-Palomiano”. Es lo que tiene montar algo sin un hilo
conductor, una mezcla heterogénea que bien podríamos haber denominado “Proyecto de Churras con Merinas” ó “picoteo
antes de Navidad”. Pero no suena igual, claro.
El resultado es una exposición floja, insulsa, en términos
generales, con la impresión de estar ante un batiburrillo de retales o piezas de saldo que la galería escondía en su contemporáneo
sótano.
A destacar, Cindy Sherman, Cristina García, Yasumasa Morimura, WolfgangTillmans (impresionante, eso sí) y un video de Cristina Lucas.
Por otro lado me sorprende el pulcro detallismo de la
galería. Han colocado una escultura de Miroslaw Balka, con una capa ingente de polvo en la parte superior (¿recreación
de ambiente navideño?) y se pueden observar
ciertos “zarpazos” de un realismo estremecedor, en forma de huellas de “dedacos” sobre
una de las fotografías de gran formato de la sala ¡toma sensibilidad contemporánea!
Intentando twittear
la localización y nos damos cuenta que tampoco hay conexión y la dirección de su facebook no aparece en su web. Noooo!
Eso puede explicar, entre otras cosas la limitada afluencia de
público al evento. Un público, aunque escaso es POP…si, POP, de los años 60…de
media de edad.
Una galería/sala/museo/institución/whatever que se precie de estar orientada al arte contemporáneo
DEBE estar orientada/enfocada/dirigida/realizada para un público contemporáneo.
Si no sabes comunicar, no existes. Otra gran cagada.
La impresión general que sacamos tras visitar la exposición es
una mezcla de sentimientos encontrados: tristeza, decadencia, pena…
Señores y señoras galeristas, hilen muy fino y no se me duerman en los
laureles. Actualícense, no se enamoren de su gloria pasada, de su nombre, pues
corren el riesgo de, intentando parecerse a una Marujita Díaz, acabar siendo una Carmen de Mairena.
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