San Pablo predicando a los atenienses (Rafael Sanzio, 1551-1516) |
Ya no disfrutaremos de misas multitudinarias que interrumpan el devenir diario de la ciudad. Ya no habrá evangelizaciones al aire para polinizar los vírgenes corazones de las nuevas generaciones de católicos.Ya no aparcaremos nuestra personalidad para aparentar que somos todos iguales dentro de un mismo rebaño, ni gritaremos sacras consignas al aire con la lengua adormecida del sagrado calimocho, ni agitaremos vaticanas banderitas de colores, ni abriremos los oidos a las nuevas consignas de nuestros próceres padres que tanto nos ayudaban y animaban a abrir también nuestras nalgas. Una pena.
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