“En un pueblo italiano
al pie de las montañas
vive nuestro amigo Marco
en una humilde morada”
al pie de las montañas
vive nuestro amigo Marco
en una humilde morada”
¿Os acordáis de aquella serie de televisión, de dibujos
animados llamada “Marco”?
Como para no acordarse, maldito y jodido trauma que me creó
el puto niño y su mono buscando a su
madre por medio mundo.
Sí amiguetes, “Marco”, la serie que nos enseñó que, de repente, puede llegar un día en que “ mama tiene que partir, cruzando el mar a otro país” dejándote con el huevón de tu padre que no sabe ni hacerse un huevo frito...
“¡no te vayas mamá, no
te alejes de mi…!”
Que angustia,¿ no? Que sensación de de abandono, de ira, de vacío interior, de rabia, de tristeza, de impotencia me causaba el pensar que un día la vida me podía dejar ahí tirado e indefenso en la puñetera miseria emocional…Lo que ha llovido desde entonces. Y sin embargo, es curioso pero, ese mismo sentimiento de miseria y abandono vengo sufriéndolo otra vez desde hace algunos meses. Llámalo “madre” ó llámalo “gaviotas” pero la historia se repite.
Yo no me llamo Marco, ni vivo en un puerto al pie de la montaña. Tampoco mi madre se ha ido a otro lugar a currar, ni tengo un simio por mascota.
Me llamo le frére, mi ciudad no tiene puerto, tiene un huevo
de túneles que nos han endeudado y todos los días me acuerdo de la madre del
simio que tengo como dirigente que me hizo perder el curro.
Por eso, visitar el pasado fin de semana el castizo Mercado de la Cebada supuso un bálsamo a mi estado de ánimo.
Armado con mis mejores intenciones y con unos ardores
estomacales propios de una posterior bacanal
nocturna, decidí no perderme la oportunidad de conocer la extraordinaria
mutación que el mercado iba a realizar para transformarse en un centro
de arte contemporáneo en toda regla.
Puesto de La Pandeminio, Foto cortesía de Víctor Royás |
Y este año le tocó al mercado ("Se Alquila Mercado")
Aaaaah.... el Mercado de la Cebada... famoso por su peculiar arquitectura abovedada...el típico espacio comercial de barrio (de los de toda la vida), herido de gravedad y en clara decadencia, por la desigual competencia de alguna que otra cadenilla multinacional de distribución que en los últimos años se ha asentado por la zona...con sus horarios tan "liberados" que no respetan ni el día del Señor....aaaaah....
Vudú, santorales y velas, en el puesto 41 del mercado |
Allí , atrincherados y pertrechados con sus mejores armas de
creación masiva, dispusieron su arsenal y bombardearon indiscriminadamente al
público/espectador/cliente con propuestas valientes y atrevidas reflejo del mucho
talento y saber hacer de los creadores.
Sesos "cuadrados" para canjear |
La casa Franca y su propuesta de venta de amor (foto cortesía de Dafne Borobio) |
Las propuestas, eran tan variadas como interesantes: desde “venta de amor por un euro” por parte de La Casa Franca, al vudú más cañí y divertido, -con maleficio incluido- de las artistas Dafne Artigot y Mapi Dh, hasta la original propuesta de alquiler de fotos alkilo, de Víctor Royás (con acento en la “a”), al grafitti de POR FAVOR, los 101 consejos para salir de la crisis, , las madrigueras imposibles, etc…
Obra-instalación de Víctor Royás, Alkilo (cortesía de Víctor Royás) |
El Vudú más cañí con las artistas Mapy y Dafne (foto Dafne Artigot) |
La inquietante madriguera de Chylo (foto Dafne Artigot) |
Grandes dosis de ingenio, creatividad, mala leche, humor e
indignación, regalado con grandes ráfagas de buena educación y sonrisas de profiden se combinaban en el espacio con
los olores a pescado y a frutas, todo ello acompasado de música en directo (El chico burbuja, Swingdigentes, etc...)
Un cóctel explosivo, honesto, actual y brutal que movió los
cimientos culturales del barrio, en una ciudad donde la palabra “intelectual”
suena a proscripción.
Pollas en vinagre de Miguel Espania, censuradas (foto Dafne Artigot) |
Algunas de las instalaciones, como por ejemplo la de Peter Pixel y Miss Ana Mae , que hablaban sobre el rapto de niños por
monjas, o la del artista chino An Wei y
sus pinturas de perros para comer (como en su país, según explicó el creador) ó
la de Miguel Ezpania y sus “Pollas en vinagre” que exponía en la “carnicería
Pepe”
Habría que explicar a estas buenas gentes que la realidad
supera la ficción, por mucho que se empeñen en intentar taparlo. El puesto con la obra de Raúl García Collado, un crack (foto Víctor Royás) |
Ahora a esperar otros 365 días y a ver si para la próxima no ando tan huevón y me animo a sumarme a la propuesta. Ya sabes que...
“Si no vuelves pronto iré
a buscarte donde estés
no me importa donde vayas,
no me importa donde vayas,
¡Te encontraré!”
(Continuará)
(Especial agradecimientos a Dafne, a Jorge de la Cruz y a Víctor Royás por "prestame" tan amablemente sus fotos para este post . Un saludo a todos ellos y espero verles pronto...en los bares)
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