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Boceto de oveja Merina (bolígrafo sobre papel) |
Curioso
¿Motivos?
No faltan.
Recuerdo
que hace ya algunos meses leí un artículo
en el blog del Antimuseo
en el que planteaban de forma cruda y directa
la
falta de calidad del arte español.
¿Falta de calidad? Sí, rotundamente sí.
Pero ojo, cuidado, no
falta de calidad de los creadores, de los constructores, de los artistas en
general (que hay muy buena) si no falta de calidad de todo lo que envuelve al
mundo del arte: las instituciones, los gestores, el apoyo cultural, etc,etc…es
decir, todo aquello que lo sustenta , apoya , hace y permite que el arte nazca,
fluya y se mueva.
Ante un panorama como el nuestro, en el que se entiende la
cultura como un lujo (recortes en educación, subida del IVA al 21% en cultura,
recortes de presupuestos en becas y ayudas , etc) en vez de cómo un bien y una
inversión en I+D que puede contribuir al
desarrollo y empuje cultural económico de un país, no es de extrañar que
dedicarse a este jodido oficio sea una tarea de héroes. Y así ni bienales, ni
pollas en vinagre.
Ante esta falta de respeto institucional solo faltan esperar
la iluminación de un espacio/galería valiente que no tenga miedo y confié en ti
ó agarrarse los machos y lanzarse por los circuitos independientes , bastante
cojonudos, todo hay que decirlo, pero que no ayudan a pagar hipotecas.
Y así, picoteando de aquí para allá, surge de cuando en
cuando la posibilidad de participar en algún evento organizado por una marca
(de coches,
de pinturas, de galletas) en los que , a cambio de caparte la
creatividad y de currar como un capullo para que luzca un evento, te tratan con
condescendencia, te dan unas migajas de consolación y una palmada en la
espalda.
Pero un día, cansado, te levantas de mala ostia, pensando en
la falta de consideración hacia la profesionalidad de uno, y comienzas a
plantearte si quieres seguir siendo parte de un silencioso ganado que contempla
la situación con ojos de cordero degollado o convertirte en el cabrón del
rebaño .
Pastores, estad al loro, llegará el día que no haya ropa interior suficiente para aguantar
tanto escroto hinchado.