Samyroad, días de fiesta (crónica de un mural)

Aire de fiesta,
los chicos y chicas,
radiantes de felicidad...

 Jueves 25 de Abril, año 2013, en el enorme vacío que deja lo que antes fuera un garaje y concesionario se gesta una fiesta: el lanzamiento de la plataforma de contenidos Samyroad 

 
Aire de fiesta
a tiempo de marcha
para pa pa

Llegan las 20:55h. de la noche.  Todo preparado. Los djs afinan los últimos ajustes. Los chavales del break dance intiman con el espacio repasando la coreografía. La ropa de moda, orgullosamente dominante, contempla la gran sala desde las alturas de sus estrados hidráulicos.

  
Con alegría,

cogidos del brazo,

con aire de gran amistad

 Al fondo, gente ataviada de surfero ultiman la preparación de una “ola seca” mientras que los seguratas juegan con sus walkies y la chica del ropero ordena las perchas.
A la vez, una marca de Vodka absoluta apura la colocación de su estante mientras a su lado un tipo con pinta de andar perdido, sujeta una serie de bocetos en la mano. Con cierto nerviosismo juguetea con sus herramientas mientras mira, remira y vuelve a mirar un trozo de papel blanco de 1,5 x 2 m que está pegado frente a el en la pared. Soy yo.

 Todos a coro,
cantando con fuerza,
para pa pa  
Se abren las puertas y la gente más cool de la ciudad empieza a invadir el espacio

   

Vamos decididos a pasar este día,
con gran alegría y con buen humor.

¡Venga, ya! Me digo y comienzo a trazar. Noto que me tiembla el rotulador acrílico en la mano y el corazón en el pecho. Siempre he llevado mal ser objeto de atención pero a la fuerza ahorcan.

A base de repeticiones y trabajos he conseguido aislarme del entorno. Es cuando comienzo a disfrutar y es cuando mejor fluye el trabajo.

De vez en cuando hago un descanso ó alguien me habla y pierdo la concentración. No me preocupa, me ayuda a sentirme más seguro y a ir domesticando el espacio. 

Y así poco a poco me hago con el entorno, lo invado, lo conquisto, a pesar de haber dejado caer de mis manos dos vasos repletos de bebida.

  

La gente sonríe cuando ve que pasamos

y que gritamos,

¡viva la vida y arriba el amor!

 

No oigo nada. Todo fluye de puta madre. La pared es mi colega y el dibujo se hace querer. Aunque me peleo con los bocetos estoy disfrutando.
Llegado un punto decido parar. Así me mola. Cuando vuelvo del trance me encuentro rodeado de gente. Han pasado más de dos horas.

Mi pareja me acompaña a mi lado. Sonrío y me sonríe. Me alcanza un cubata y me dice “me encantaaa!”.
Es el momento que más me gusta de los eventos. Miro al búho, y me miro las manos pringadas de acrílico. Y poco a poco la realidad que me rodea se hace presente. Adiós búho, adiós trabajo, es hora de perderme en la fiesta, es hora de ser un samyrodiano más