jueves, 10 de septiembre de 2015
La frustración del gilipollas
Hay días que tiro de la cadena y veo como la creatividad se pierde por el desagüe. Es entonces cuando este blog se convierte en un erial y los post se distancian, haciendo eco en el vacío.
Es difícil ponerse a construir desde la nada, buscando en el costumbrismo domestico en el que me toca moverme (mientras paseo la fregona o friego los platos, por ejemplo) conceptos o ideas que me rescaten de la mediocridad creativa.
La imaginación, al volverse contra uno mismo, te engulle, haciéndote sentir más gilipollas de lo normal. Frustración, desencanto. Desde ese punto de inflexión, trabajo, con la presión añadida de esto que se llama vida. De esto trata uno de los proyectos en los que ahora me hayo, la emoción autodestructiva. Y ahí giro en el proceso.
En fin amiguetes, proceso duro y amargo pero aunque me cueste el doble, sigo intentándolo.
Hala, a seguir trabajando.
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